Rutas por la Serranía de Ronda

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RUTA

CERRO DE LA MEDIA LUNA

 

ZONA: SIERRA DE MIJAS
(Por Luis Sarasola)

 
1. Nombre o nombres
Cerro del Medialuna o cerro de la Media Luna.
2. Localización administrativa
Por la cima pasa la divisoria entre los términos municipales de Mijas (al S y al O) y de Alhaurín de la Torre (al N, NE y E).
 
El tajo del Caballo, por encima del Ardalejo, desde la cumbre del Medialuna.
3. Localización a partir de un locus de referencia
8.550 m al N 2º NE del extremo del espigón del puerto de Fuengirola.
4. Topografía
En la cuerda principal de la sierra de Mijas, entre el puerto del Medialuna al O y el de la Breña al E. Está en las cabeceras del arroyo de la Fuente la Higuera y del arroyo Hondo, que corren hacia el N, y del arroyo de las presas, que desciende hacia el S.
5. Motivación
·Balcón excepcional sobre la Hoya de Málaga desde su límite meridional.
·Extraordinaria riqueza florística de esta sierra.

·Presencia frecuente de la cabra montés en las cumbres.

·Minas de Galena de los Llanos de la Plata.

·Excelente calidad del agua de la fuente de Jarapalos.

·Paraje óptimo para el reposo en el antiguo vivero de Jarapalos.

·Presencia de cristales de pirita entre las arenas sacaroideas de la loma de las Mezquitas.

 

 
6. Vértices geodésicos
Mijas, 4.275 m al O 9º SO, es vértice geodésico de 1er orden.
Castillejo, 1.525 m al E 35º SE, es vértice geodésico de 3er orden.

Palomas, 4.575 m al E 5º SE, es vértice geodésico de 3er orden.

7. Mapas
Puerto de las Grajas. Al fondo las canteras de la vertiente meridional de la sierra, no lejos de Mijas.
Hoja 16-45; 17-45 (1.066) Torremolinos del Mapa Militar de España E. 1:50.000, formada el año 1.996.
Hoja 16-45 (1.066) Coín del Mapa Militar de España E. 1:50.000, formada el año 1.971.

Hoja 1066 Coín del Mapa Topográfico Nacional de España E. 1:50.000, según datos de 1.956.

Hoja 1.066-II Alhaurín el Grande del Mapa Topográfico Nacional de España E. 1:25.000, 1ª edición 1.980.

Hojas (1066) 3-1, (1066) 3-2 y (1066) 4-1 del Mapa Topográfico de Andalucía E. 1:10.000.

8. Aproximación: carreteras, pistas

Salimos de Málaga por la N-340 (E-15) en dirección a Marbella y entre el PK 231 y el PK 230, en el cruce del Parador de Golf, la abandonamos para tomar la C-344 a Coín (A-366 Ronda-Málaga), en dirección a Churriana, Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande. Dejadas atrás las dos primeras localidades y, más adelante, el PK 80 llegamos al paraje de los antiguos caracolillos (la carretera pasa primero sobre el arroyo Hondo y luego sobre el del Madroño o le las Minas), hoy olvidados en un asa de carretera que queda al sur de nuestro camino. Entre los PK 78 y 77 pasamos entre un depósito de agua y el principio de un campo de golf a nuestra derecha y una venta en construcción a nuestra izquierda; aquí está la entrada de la pista por la que nosotros vamos a empezar a caminar. Donde debemos aparcar el vehículo hay un gran cartel en el que puede leerse: Red de Carreteras de Andalucía - A-366 - Ronda-Málaga - Junta de Andalucía. Al O de este punto y al S de la carretera se está trabajando en una amplia área de desmonte que se diría destinada a campo de golf.
9. Eventual refrigerio
Venta de Vázquez, circulando de Alhaurín de la Torre a Alhaurín el Grande, a poco de pasar los caracolillos, no lejos del PK 77.
10. Altura y forma
Se encuentra en la intersección de tres lomas. Una que se extiende desde su cima hacia el O y los puertos del Medialuna y de la Graja; otra hacia el SO y el puerto de la Breña; una tercera hacia el NNO que desciende a la Hoya de Málaga y se aparta de la cuerda principal E-O de la sierra.
11. Desnivel
662 m.
12. Distancia geográfica
5.225 m (distancia topográfica 5.266 m).
13. Distancia para el caminante
7,8 km, tanto para el ascenso como para el descenso, lo que hace un total de 15,6 km.

 
14. Pendiente teórica
12,5 % (ángulo 7º).
15. Pendiente para el caminante
8,5 % (ángulo 5º).
16. Tiempo de ascenso y de descenso
Ascenso: 2h 20 min.
Descenso: 1 h 45 min.
Tomando el sol junto al hito de mampuestos de la cimbre del Medialuna.

17. Itinerario organizado en hitos

Hitos propuestos:
1. Cartel en la carretera (altitud 255 m, distancia 0 m).

2. Cantera en la vaguada del arroyo de las Minas (altitud 320 m, distancia 1.236 m).

3. Bifurcación a las minas de galena.

4. Balsa contra incendios y helipuerto (altitud 453 m, distancia 2.305 m).

5. Puertecillo y ruinas de las seis tolvas (altitud 550 m, distancia 3.205 m).

6. Fuente de Jarapalo (altitud 675 m, distancia 4.133 m).

7. Bifurcación al puerto del Medialuna (altitud 770 m, distancia 5.654 m).

8. Fondo de la pista en un claro del pinar de pino rodeno (altitud 850 m, distancia 7.143 m).

9. Hito de mampuestos en la cumbre del cerro (altitud 921 m, distancia 7.408 m).

Hay que decir que estas medidas han sido calculadas por Pepe sobre el mapa y con el ordenador y la distancia 7,8 km del punto 13 es la del cuantapasos de Luis, lo cual da que pensar.

Empezamos a caminar hacia la sierra poniendo nuestros cuatro sentidos en seguir la ruta correcta, porque este paraje es el Llano de la Plata, surcado por un laberinto de pistas en las que es fácil despistarse (y nunca mejor dicho).

Tenemos buen cuidado de no penetrar en el área de desmonte y seguir el viejo carril, cuyo pedregoso firme es indicio de su abandono.

Empezamos a caminar por un llano poblado de jaguarzos, palmito, romero, acebuches, matagallo, espino prieto, coscojas, esparto, tomillo andaluz, hérguenes, cantueso y unos pocos almendros, encinas y algarrobos.

La primera desviación que encontramos, hacia la izquierda, la ignoramos.

Más adelante vemos, a la derecha de nuestro camino, una subestación eléctrica y un par de torretas metálica. Hay aquí, a ambos lados de la pista, unos postes metálicos de los que se colocan para sostener una cadena o cable para impedir el paso de vehículos; estos postes está clavados en bases de hormigón que han sido extraídas del suelo y una de ellas se encuentra volcada. En la bifurcación inmediata tomamos la de la izquierda.

En la siguiente también elegimos la de la izquierda.

A los diez o quince metros llegamos a otra con una pequeña isleta formada por una matorral de palmito, coscoja, aulaga y enebro. Tomamos de nuevo el ramal de la izquierda.

Ahora descendemos al fondo de la vaguada del arroyo de las Minas o del Madroño; aquí nos encontramos una pequeña cantera de áridos y otra bifurcación. Tomamos ahora el ramal de la derecha

En la siguiente bifurcación el ramal de la derecha, que llanea y tiene dos barrotes metálicos pintados de amarillo a los lados, como para sostener una cadena, nos llevaría hasta las antiguas minas de galena, y el de la izquierda, que asciende, es el que debemos tomar. Aquí se encuentran tres carteles: en uno podemos leer Zona controlada, en otro Peligro de incendio y en el tercero Coto deportivo de caza. Pronto nos encontramos ascendiendo por una pista que se abre en un pinar de pino carrasco, en el que sobreviven algunas encinas, que tiene un denso sotobosque de aulagas, jarillas, tomillo andaluz, espino prieto, vivorera pelosa, lentiscos, enebro de cada, palmitos, romero, mirto, monte blanco, olivilla, zarzaparilla, que trepa por los troncos de los pinos, coscojas, matagallos, Staehelina dubia, Chamaepeuce hispanica, bolaga, zamarrilla, esparto, Andryala ragusina y, como árboles acompañantes,algunos algarrobos y grandes acebuches. 

Llegamos a un paraje en el que se hacen presentes varias novedades. Una pista aún más rústica que la que vamos siguiendo se abre a la derecha e invierte el sentido de marcha, pero nosotros la ignoramos; una fuente en la que una tubería deja caer un hilillo de agua; una arqueta o, quizá, un aljibe cerrado con tapas de hierro aseguradas con candados y una alambrada de tela metálica que rodea el recinto en que se ha construido una balsa circular contra incendios y un helipuerto.

El camino se dirige hacia el E buscando el puerto. A la derecha la ladera se hunde hasta el fondo del arroyo de las Minas, a la izquierda asciende y, a uno y otro lado, se nos muestra cubierta de denso pinar. Aparecen los primeros grandes ejemplares de Phillyrea angustifolia y algunos pinos rodenos.

En el puertecillo que separa la sierra de la cota 649 permanecen las ruinas de las instalaciones de servicio de una antigua cantera. Lo más aparente es una edificación de seis tolvas unidas en una sola construcción, con las seis aberturas de salida de grava, algunas de las cuales conservan la compuerta metálica, en la fachada que da sobre el camino. Aquí se hace muy patente la particular erosión de estos mármoles para dar arenas de aspecto sacaroideo en las que es fácil encontrar piritoedros de color pardo oscuro. Llegados a lo más alto del puerto se abre ante nosotros la cabecera del arroyo de la Fuente la Higuera y por la ladera opuesta vemos subir la pista que asciende desde el Tiro de Pichón de Jarapalo.

Caminamos ahora con el fondo del arroyo de Fuente la Higuera a nuestra izquierda. En la ladera que se eleva sobre nosotros a la derecha encontramos el primer quejigo y, no mucho más adelante, lo que queda del viejo vivero forestal de Jarapalo, al que podemos entrar por un camino que se abre a nuestra derecha. A la izquierda, algo por debajo de nosotros, entre el manto de pinocha y rodeada de grandes ejemplares de pino rodeno, divisamos una antigua calera. 
El valle del Guadalhorce entre la Sierra de Mijas y la Sierra de Cártama, desde la cumbre del Medialuna.
Por aquí se hacen presentes la efedra, el terebinto, el cardo cuco y el aladierno, pero sobre todo un enorme ejemplar de Phillyrea latifolia a la izquierda del carril, al lado de un pino rodeno. En el cruce hay varios eucaliptos, por algunos de los cuales trepan las hiedras, y, junto a la barranquilla que desciende desde la parte más alta de la sierra, el pilón de la fuente de Jarapalo. En la ladera un gran cartel advierte así: prohibido hacer fuego y arrojar basuras - Consejería de medio Ambiente - Protección Civil - Alhaurín de la Torre. En este cruce torcemos a la derecha para encaminarnos hacia el puerto de la Graja, que, si así lo quisiéramos, nos permitiría descender hacia Mijas, pasando por la gran cantera que hay en la parte alta del arroyo de las Presas. Subiendo desde aquí alcanzamos una cerrada curva a la izquierda desde la que se disfruta de una visión muy completa de la Hoya de Málaga.
Aunque sigue existiendo el pinar, en estas partes altas de la sierra encontraremos parcelas de encinar en las que la encina se ve acompañada por las especies nobles que son sus obligadas acompañantes. En determinado momento iniciamos un suave descenso en dirección al puerto de las Grajas, pero antes de alcanzarlo, aunque no muy lejos de él, llegamos a una bifurcación en la que hay un letrero con la leyenda “camino cortado a 450 metros” y dos postes metálicos pintados de rojo y blanco que sostienen un cable de acero, para impedir el paso de vehículos. Nosotros nos internamos en el camino cortado, es decir, en el de la izquierda y vamos caminando en plena umbría. Por este carril, en suave ascenso, llegamos al puerto de la Media Luna, un llano entre dos cerros, cerrado al S por el espeso pinar, sobre el que divisamos las antenas del cerro del Moro y cerro del Castillejo. En el llano hay un par de circunferencias concéntricas señaladas con piedras hincadas en el terreno que hacen sospechar la existencia de un antiguo helipuerto. A partir de aquí la pista inicia un suave descenso que se convierte enseguida en un igualmente suave ascenso para terminar en un fondo de saco rodeado de grandes pinos rodenos. Esta umbría es fresca y húmeda, los árboles son viejos y altos, con ramas hasta el suelo, denunciando la escasa presencia de los forestales, y la pinocha muy abundante. Llegados al fondo de la pista seguimos subiendo por una vaguadilla muy empinada y, cuando alcanzamos un llanete en medio del pinar seguimos subiendo hacia el S; pronto los pinos son sustituidos por un bosquete de encinas de porte más arbustivo que arbóreo y troncos muy próximos unos a otros y cubiertos de líquenes. Dejadas atrás las encinas alcanzamos enseguida la cumbre coronada con un alto hito de mampuestos sin argamasa.
18. Lo que se divisa desde la cumbre (S, O, N, E)
Al S el Mediterráneo y la costa de Fuengirola.
Al E y O las cumbres de la misma sierra de Mijas.

De NO a N y, luego, al NE lo siguiente: sierra Blanca de Tolox, sierra del Pinar de Yunquera, Yunquera, puerto de la Abejas y, detrás, la sierra del Burgo, sierras Cabrilla y Prieta de Casarabonela, con Alozaina y Casarabonela, puerto de los Martínez, sierra de Alcaparain, puerto de Málaga, Carratraca, sierra de Baños de Carratraca, sierra de Aguas y, más cerca, el Hacho de Álora, con Álora en sus faldas y el Hacho de Pizarra, sierra de El Chorro, Santipetri, y detrás nubes, Almogía en su hoyo, montes de Verdiales y Reina. Pero sobre todo es el fondo de la Hoya de Málaga el protagonista, con la miríada de casitas y las sierras de Cártama y Gorda de Coín.

19. Fechas de subida
20-11-93 Seminario Minero.
04-12-93 Luis et al.

11-12-93 Luis solo.

08-01-94 Luis et al.

26-10-96 Luis et al.

04-01-00 Pepe y Luis.

20. Geología
En la base de la sierra algunas parcelas con conglomerados. Por lo demás los conocidos mármoles de la Unidad Blanca que se erosionan dando arenas sacaroideas (caquiritas). No es imposible encontrar venas de galena y yo mismo encontré una in situ en la loma que desciende desde la cumbre del Medialuna hacia el NNO.
21. Vegetación
Pinar de pino carrasco en las partes bajas y de pino rodeno en las altas. Parcelas de encinar, con algún quejigo en las umbrías más resguardadas. Matorral noble en donde se ha conservado mejor la vegetación; tomillar y espartal en lo demás.
22. Fauna
En varias ocasiones he visto cabra montés en estos parajes (Luis).
23. Opciones alternativas en las proximidades
Subida al pico Mijas por la cañada de las Palomas desde la casa forestal de la Fuente del Acebuche.
Subida al pico Mijas por la senda de la cañada de la Dehesilla desde la Fuente del Acebuche.

Travesía de la sierra desde la Venta de Vázquez a Mijas por el puerto de las Grajas.
24. Connotaciones sexuales
De todos los itinerarios que hemos ido redactando en este feliz año 2.000 este es el primero en que el agua se hace gozosa protagonista en una fuente y ello no puede sino traerme a la memoria a las apsaras, ninfas acuáticas del paraíso indio. Estas criaturas, mitad hadas y mitad demonios, salen como enjambres para perturbar la meditación de los sabios y los anacoretas, como el que esto escribe. El Buda Siddhartha Gautama resiste a sus asaltos en los frescos de las cavernas de los montes Ajanta, en el Decán (ss. II a. J. C. al IV a. J. C.); en estas pinturas las apsaras mueven inútilmente sus amplias caderas con el propósito de hacerle sucumbir a la tentación de la lujuria.
Yo soy, como bien sabéis (o deberíais saber), un decidido ondinista, y no estoy hablando de la conocida parafilia que induce a algunos a recibir en la boca el chorro de orina que fluye de alguna encantadora señorita o algún apuesto caballero. Me refiero a la fascinación que sobre mí ejercen las ondinas, esos seres acuáticos femeninos. 
Cuando Philippus Bombastus von Hohenheim decidió que a cada uno de los cuatro elementos de Empédocles debía corresponder una categoría de espíritus elementales acuñó dos términos, gnomo y ondina, y tomó otros dos que ya estaban en circulación, el celta silfo y el griego salamandra.
No tengo testimonios de la cópula con los espíritus del aire y de la tierra, que como veis son masculinos, pero sí con las salamandras y las ondinas. Por tanto las mujeres tienen aquí mucho que decir y cualquier testimonio será bienvenido.

Por lo que se refiere al coito con las salamandras todos estaréis pensando que, como mínimo, la verga resultará incinerada, pero nada más lejos de la verdad. Tenemos las palabras del señor de Astarac a su huésped, empleado y, en cierto modo, pupilo Jacobo, de cuya veracidad es difícil dudar. Pero sobre todo tenéis las palabras del propio Jacobo:

Hermafrodito rechaza a Salmacis, por Edward Burne-Jones (s. XIX).
Una maravillosa criatura estaba en pie delante de mí, vistiendo traje de raso negro y tocada con una cofia de encajes. Era morena, de ojos azules, de líneas firmes de carne juvenil y pura, con las mejillas risueñas y la boca animada por una invisible caricia. Su falda corta dejaba ver unos pies pequeños, atrevidos y juguetones. Era esbelta, bien redondeada y un tanto maciza en su perfección voluptuosa. Se veía, bajo la cinta de terciopelo que ceñía su cuello, una escultural garganta, morena y brillante. Me contemplaba con expresión curiosa.
Ya he dicho que mi sueño me había predispuesto al amor. Me levanté, avalanzándome sobre ella.

–Perdonadme –dijo–, buscaba al señor de Astarac.

–Ha salido el señor de Astarac. Estamos aquí solos y os esperaba. sois una salamandra. He abierto el frasco de cristal. Habéis venido y, por consiguiente, sois mía.

La oprimí entre mis brazos, cubriéndola de besos.
Ella se desprendió, diciéndome:

–Estáis loco.

–Eso es muy natural –respondí–. ¿Quién no lo estaría en mi caso?

–Ella bajo los ojos, ruborizándose, y sonrió.

–Puesto que el señor de Astarac no está aquí –dijo–, voy a retirarme...

–Quedaos –exclamé corriendo el cerrojo.

–¿Sabéis si vendrá pronto?

– No, señora; no vendrá en mucho tiempo. Me ha dejado solo con las salamandras. Yo no quiero más que una y esa sois vos.

Hermafrodito rechaza a Salmacis, por Mabuse (1505).
La oprimí entre mis brazos, la llevé hasta el sofá, desplomándome con ella y cubriéndola de besos. En aquel instante yo mismo no me reconocía. Ella gritaba, pero yo no la escuché. Sus manos abiertas me rechazaban, sus uñas me arañaban y sus vanas defensas exaltaban mis deseos. Yo la estrujaba, la envolvía, derribándola y desnudándola. Su cuerpo, rendido ya, cedió. Se cerraron sus ojos. Bien pronto sentí, en el entusiasmo de mi triunfo, que sus hermosos brazos, reconciliándose conmigo, me oprimían contra su pecho.
Con esto queda despejada cualquier duda, pienso, por lo que toca a las salamandra.
Pasemos a las ondinas. Ante todo algunas precisiones filológicas. La palabra ondina es de factura muy moderna (ya ha quedado apuntada) y cuando la encontramos en textos escritos en países eslavos y germanos ello se debe a una desgraciada iniciativa del traductor por completo injustificada. Así “La ondina” de Alexander Pushkin no es tal en el poeta ruso, sino que él escribió Russalka, que es palabra mucho más antigua que ondina y de connotaciones diferentes. Y cuando el traductor de las obras de Jacob y Wilhelm Grimm emplea la palabra ondina en los cuentos Die Wassernixe y Die Nixe im Teich está llamando ondina a una Nixe, que es una criatura mucho más antigua que las ondinas. Sería como llamar ondinas a las náyades y ninfas griegas o a las camenes romanas, lo que no se hace; y tampoco se llama ondinas a las apsaras indias ni a criaturas parecidas de otras mitologías. ¿Por qué entonces tal empeño? Es lo cierto que son artistas alemanes los que toman la palabras de von Hohenheim para nombrar sus fantasías; así Federico Carlos, barón de La Motte-Fouqué escribe un cuento “Undine” en 1.811 y, luego, su amigo E. T. A. Hoffmann compone una ópera “Undine” y, no muchos más tarde, otro alemán, Lortzing, vuelve a la carga con otra ópera “Undine”. ¿Es esta querencia por la palabra de los románticos alemanes la que ha inducido a nuestros traductores a aplicarla a las criaturas equivalentes de las mitologías y folklore de los pueblos del Norte? Agradeceré cualquier aclaración.

 
Pero volvamos a nuestras connotaciones. Resulta que las náyades se enamoran, en ocasiones, de los mortales. No de nosotros, desdichados, pero sí de otros más afortunados: cual fue el caso de Narciso, por el que la náyade Eco murió de amor.
Hylas y las ninfas, por John William Waterhouse.
Pero sobre todo es importante saber, para cuando se dé el caso, que las náyades no padecen ningún género de inhibiciones y son las primeras en tomar la iniciativa, de la forma más enérgica, hay que decirlo, cuando se enamoran, y si no recordemos lo que nos cuenta Ovidio en el libro IV de las Metamorfosis. Como fuere que cierto chaval de su gusto se acercara a la fuente en que habitaba la náyade Sálmacis esta le habló así:
¡Joven, el más digno

de ser tenido por un dios, si eres un dios puedes ser Cupido,

y si eres mortal, felices quienes te engendraron,

feliz tu hermano y afortunada sin duda

tu hermana y la nodriza que te dio de mamar!

Pero mucho más feliz que todos ellos la joven prometida a ti

y a la que estimes digna de la tea nupcial.

Obsérvese la metáfora: ¡la tea nupcial! Había que ser Ovidio. Pero el joven, que era virgen (y aunque no lo hubiera sido), se azoró y pretendió huir. Ella, muy cuca, fingió abandonarlo y se escondió a espiar. Así, cuando el chico se creyó solo

atraído por la grande tibieza del agua,

se quitó de su delicado cuerpo sus suaves ropas.

Fue entonces cuando:

“¡He vencido y es mío!”, grita la náyade, y arrojando lejos

todos sus vestidos se lanza en medio de las aguas, 

lo coge aunque él se oponía, le arranca besos por la fuerza,

lo sujeta con las manos por debajo, le toca los pechos

que se resisten y rodea al joven ya por un lado ya por otro.

Al fin, aunque él luchaba contra ella queriendo escaparse,
se agarra a él, como una serpiente a quien la reina de las aves

sostiene y agarra hasta lo alto...

como suele la hiedra enrollarse en los largos troncos

Náyade, por John William Waterhouse.
y como un pulpo al enemigo sorprendido bajo las aguas
lo agarra lanzando por todas partes sus tentáculos.

Etc. etc.

Esta escena fue pintada muy hermosamente por Francesco Albani (1.578-1.660), discípulo de Carracci, pero no dispongo de imagen en color, así que vais a contentaros con el cuadro que pintó en 1.505 Jan Gossaert, en el que se aprecian bien los apuros del muchacho.

Yo por mi parte, con mi deplorable gusto sobrevenido, busco a mis náyades en las pinturas del mediocre prerrafaelista inglés John William Waterhouse, que tanto me satisface, o en el menos mediocre, al decir de los sabios, Edward Burne-Jones

 
 

 

 


 

 

Agradecimientos a Pasos Largos

Información cedida por la Asociación de Senderismo de la Serranía de Ronda "Pasos Largos"

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