- Recorrido: Lineal de unos 16 Km.
- Tiempo
aproximado: 5 horas.
- Dificultad:
Media.
- Época recomendada: Primavera y Otoño, en
caso de niebla suspender la travesia, es
facil perderse. Recomendable también en días
suaves de invierno.
- Consejos: Llevar agua y botas fuertes.
Se trata de un recorrido de cierta
dificultad por la distancia y por los
terrenos pedregosos que se atraviesan en su
tramo medio pero muy interesante por la
belleza del paisaje y por que permite llegar
de Ronda al corazón del Parque Natural
Sierra de Las Nieves y enlazar desde allí
con otras rutas propuestas.
Tomamos como Km. 0 la carretera de
circunvalación de Ronda en el cruce con la
carretera de El Burgo; muy cerca de un
hipermercado parte un carril en dirección
Este que se dirige hacia la enorme mole de
la Sierra Hidalga. Un indicador roto de “El
Legado Andalusi” informaba que estamos en la
ruta de Los Almoravides. Apenas hemos
recorrido 100 m. se pasa un pequeño puente
sobre el arroyo de La Toma, bajo el que se
encuentra el nacimiento del mismo nombre,
poco han de durar las aguas limpias del
manantial pues a escasos 50 m. se reciben
las aguas residuales del Hospital Comarcal
de La Serranía que lo contamina
fuertemente.
El camino comienza un suave ascenso con
algunas viviendas en los márgenes, queda a
la derecha el Cerro de La Pastora; trás un
fuerte repecho pedregoso se abren unos
amplios campos de cultivo, los "Llanos de
Aguaya", en los que la calidad de la tierra
ha hecho que sean los más productivos
agricolamente de los alrededores de Ronda,
la contrapartida ha sido la perdida de la
cubierta arbórea en las grandes extensiones
llanas. En estos llanos, dice la leyenda, se
libro la batalla de Munda entre Pompeyo y
los seguidores de Cesar.
A 3,5 Km. del inicio parte a la izquierda un
desvío hacia el Pilar de Coca situado en el
magnífico encinar del Coto Cortina, uno de
los caminos clásicos en los recorridos con
bicicleta de montaña de los ciclistas de la
zona.
A 5.3 Km. justo cuando abandonamos los
últimos campos de cultivo y comienza la
parte más dura de subida se encuentra la
primera cancela; los matorrales son cada vez
más frecuentes, el camino se torna rudo y si
se utiliza coche es recomendable un “todoterreno”.
Son abundantes las aves entre las que
destacan los abejarucos con importantes
colonias en los alrededores y los
cernícalos; a veces, en los llanos
cultivados ha anidado el aguilucho cenizo.
Tras pasar la verja, a la derecha,
encontramos el nacimiento de la Hidalga que
abastece a los cortijos de los alrededores y
que en tiempos pasados fue uno de los
aportes de agua a Ronda. La subida se
endurece en su discurrir zigzagueante entre
los matorrales de los márgenes del camino,
siempre por nuestra derecha vemos la cañada
de la Hidalga, por donde un torrente solo
lleva aguas cuando las precipitaciones son
importantes. Las encinas son escasas y las
vistas son magníficas sobre la ladera norte
de Sierra Hidalga, donde aún sobreviven
algunos pinsapos. La cercanía a Ronda y la
presencia del camino de Lifa (en el que
estamos) debió ser la causa de la
desaparición de lo que una vez fue el
pinsapar más cercano a Ronda.
A9,2 Km. del inicio parte a la derecha,
según ascendemos, un carril en dirección a
la ladera de la Sierra Hidalga. Abandonamos
el camino principal que nos llevaría, en
caso de seguirlo, hasta el Cortijo de Lifa.
Hemos de tomar ese carril que se dirije
hacia Sierra Hidalga, casi inmediatamente
queda cortado a vehículos por una cadena;
continuamos llaneando por él entre rosales
silvestres, espinos majoletos y gran
variedad de cardos; aunque mucho más raras
también se ven algunas peonías. El camino
prosigue en dirección Sur quedando a la
derecha las hermosas vistas de la Meseta de
Ronda y su cerramiento rocoso del oeste, las
Sierras de Grazalema y Libar; por la
izquierda el camino está flanqueado por una
muralla rocosa, "El Filar", recorrida, en
todo lo alto por una alambrada.
Aproximadamente a 1 Km. del comienzo del
carril que nos aleja del camino de Lifa, la
muralla de rocas se suaviza y el camino se
aproxima a la alambrada, es el momento de
buscar el paso existente. Efectivamente,
tras abandonar el carril, un desdibujado
camino asciende la ladera y tras localizar
una angarilla en la alambrada debemos
cruzarla, cuidando, como siempre, de volver
a dejarla cerrada. El cerro llamado "Carramolo
del Queso", perfectamente distinguible por
su redondeada forma, queda a la izquierda,
nosotros hemos de dirigir nuestros pasos de
nuevo hacia el Sur; la alambrada queda,
ahora, a la derecha y a la izquierda el
primer pinsapo solitario nos sirve de
referencia. Por toda la zona vemos muchos
caminos de cabras dibujados entre la
infinidad de piedras calizas erosionadas en
caprichosas e irregulares formas, buscamos
una vereda casi perdida que nos permite
ascender hasta un pequeño collado que, en
realidad, es una vaguada coronada por dos
pequeños arbolitos, recibe el nombre de
Puerto Frío; en el ascenso siempre contamos
con el pinsapo a la izquierda de nuestro
camino, las cumbres de Sierra Hidalga
delante a la derecha y la alambrada,
inmediatamente a la derecha.
La ausencia de vegetación es debida al
intenso pastoreo a que está sometida la
zona, no es raro ver entre las grietas de
las rocas masas tupidas de pinsapo o de
encina que cuando intentan despuntar, son
rápidamente taladas sus yemas por los
afilados incisivos de ovejas y cabras, los
pinsapos van muriendo de viejos y los
jóvenes nunca podrán crecer, así, no es
difícil adivinar la suerte que les espera.
El pequeño collado de Puerto Frío apenas se
distingue en el horizonte, pero cuidando de
buscar los pequeños arbolitos es fácil de
localizar, en el puerto existe otra
angarilla para pasar la alambrada. Las
pequeñas dolinas, los caprichosos torcales y
algunas rocas que sobresalen del suelo
formando como pequeñas mesas, son el origen
del nombre de la zona que estamos
atravesando: Las Atalayas.
Vista desde aquí, hacia el sudoeste, dos
cerros presenta Sierra Hidalga; si
quisiéramos subirla, entre ellos
iniciariamos el ascenso buscando siempre la
parte mas alta de la sierra, la llamada
popularmente La Peineta, la subida de los
últimos repechos es dura pero la visión que
se ofrece de Ronda, las montañas de
Grazalema y , si el día es claro, gran parte
de la provincia de Sevilla y Cádiz, compensa
con creces las dificultades. Para descender
lo mejor es tomar la referencia del carril
que desde el repetidor se dirige hacia el
Este, los terrenos que atravesamos cambian
de colorido según la época del año y la
cubierta vegetal se llena en invierno de
lirios azules, y en primavera y verano de
plantas llamadas popularmente "cañas".
Tanto si hemos subido como si no buscamos el
camino del repetidor que nos dirige hacia el
Sureste, las formaciones rocosas de los
Tajos de La Golera o de La Gotera quedan a
la derecha.
Caminamos hacia un llano donde el pequeño
cortijo de Espinarejo nos espera; la visión
hacia el Este de la parte superior de las
tres cañadas de la Sierra de La Nieve,
cubiertas de pinsapos, es magnífica. El
cortijo está rodeado de una meseta más o
menos llana con campos despejados alternando
con otros pedregosos con torcales de
ruiniformes formaciones calizas, el más alto
y cercano al cortijo se denomina
popularmente el Cancho de La Pitarra.
(popularmente Pitarra es un rebaño de cabras
no superior a cien cabezas).
Los llanos se inundan en épocas de lluvias
formando una cuenca endorreica que goza de
la máxima medida de protección en el Parque
Natural Sierra de Las Nieves. Al lado del
cortijo un grifo nos permite degustar unas
frías aguas, un cartel con la indicación
“Agua potable. Mirar por ella”, nos avisa
que no debemos desperdiciarla.
Desde el cortijo de Espinarejo parten dos
carriles, uno, al Este, desciende por la
Cañada de la Serrana hacia el cortijo del
Sabinal; el otro va en dirección Sur y pasa
por las cercanías del pozo-algibe del
cortijo, este camino que es el nuestro salva
un pequeño collado en el contacto de dos
tipos de rocas, es el Puerto de las
Ventanas, en un lado vemos una formación
rocosa caliza erosionada con caprichosas
formas que se denomina el Corralón de Las
Vacas, las otras rocas del contacto, más
oscuras y fácilmente desmoronables parecen
ser margocalizas.
Superado el puerto, el camino, poco visible,
asciende haciendo una pronunciada S por la
ladera izquierda; hemos de tener cuidado en
no perderlo y evitar meternos en unos
terrenos llanos, en otras épocas cultivados
donde existe una antigua era de piedras; el
carril que vuel a estar bien marcado,
asciende por una ladera hasta la parte
superior de ella, es la Loma del Tobal; las
cañadas de los montes de Ronda cubiertas de
pinsapos parecen al alcance de la mano.
El carril deja a la izquierda un pequeño
corralón de piedras y poco a poco se va
desdibujando hasta perderse, frente vemos
las ruinas del cortijo de Berranga situado
cerca del arroyo de El Sabinal que se
origina a los pies del cerro La Yedra;
podríamos bajar cruzando una alambrada en
una angarilla metálica, llegar hasta el
cortijo de Berranga y ascender por el
torrente hasta el carril que nos llevaría
hasta Quejigales pero es muy duro, es
conveniente seguir otro camino y para ello
hemos de evitar el descenso y dirigirnos
hacia la derecha por una vereda bastante
monótona entre colinas absolutamente
desforestadas, siempre en dirección Sur,
buscando la parte más elevada del Cerro La
Yedra, el más alto de los alrededores, que
presenta ya alguna vegetación como pinos,
aulagas y espinos, a la izquierda se puede
observar un cortado profundo y la alambrada.
El Cerro de la Yedra es un magnífico lugar
para observar el paso de aves rapaces; en la
parte más elevada del cerro encontramos una
angarilla que nos permite pasar la alambrada
y descender, entre pinares de repoblación y
algún arce hacia el cortijo de Quejigales
que queda ya muy cerca. Si descendemos en
línea recta llegaremos a una balsa
antiincendios y a un camino que a la derecha
nos llevará hasta el área Recreativa y el
cortijo de Quejigales. Se puede obtener
permiso para pernoctar en el Refugio,
solicitar información previamente en las
oficinas del Parque Natural Sierra de Las
Nieves.