TRAZADO: Lineal.
MODALIDADES: A pie y bici de montaña.
DISTANCIA: 12 km.
GRADO DE DIFICULTAD: Bajo a pie y Medio en bici
de montaña.
ESQUEMA ALTITUDINAL:
DATOS DE INTERES:
Fácil y cómodo
recorrido por tres de los pueblos del Alto Genal.
El trayecto se realiza casi en su totalidad por
carriles bien marcados, ademas recientemente ha
sido señalizada con balizas de madera en color
blanco y amarillo.
En Parauta
podemos comprar castañas comercializadas como
“La Pilonga de Parauta”, riquísimas son las
castañas en almíbar o al brandy; para comer se
encuentra el restaurante El Anafe, cerca del
pueblo se encuentra la encina Valdecillla, una
de las más grandes de la Serranía.
Cartajima
se caracteriza por su singular situación entre
las rocas blancas y las pardas, en su término se
encuentra un precioso torcal conocido como
Riscos de Cartajima; son afamados sus mostos.
Júzcar posee
parajes de gran belleza como la zona del Moclón,
con baños en el rio Genal, donde muy cercan
perviven las ruinas de la Real Fábrica de
Hojalata; para comer se ha inagurado
recientemente La Posada del Arriero, un
restaurante y hotel rural con rancio sabor
serrano.
En los tres
municipios existen alojamientos rurales.
ÉPOCA RECOMENDADA:
Todo el año, excepto los día calurosos del
verano.
Iniciamos
nuestro recorrido en la población de Parauta a
800 m. de altitud; nos encaminamos a la plaza
principal, quedando a la izquierda una
callejuela con un precioso y sencillo arco de
medio punto, después afluiremos a la calle
Salvador Márquez dejando las últimas casas del
pueblo y algunos de los pinsapos que exhornan
sus plazas y jardines.
Una vez en el
carril terrizo aparece la Fuente Nueva, con
refrescante y limpia aguas, unos enormes
quejigos dan sombra a los viandantes y los
castaños comienzan a imponer su reinado en los
campos y lomas que nos rodean. Como norma
seguiremos el carril principal, pero su tenemos
dudas, no debemos temer por errar el camino, ya
que éste está marcado por una balizas de madera
de “Medio Recorrido”, (color blanco y amarillo).
Tras una cerrada
curva a la derecha el camino desciende,
sorprendiéndonos unos altivos madroños, también
se ven zumaques, encinas y diversas jaras; en la
lejanía y entre tanto verdor surgen las
poblaciones de Pujerra y Cartajima, nuestro
inmediato destino; en lado opuesto, al oeste,
se alza la enorme mole del Cancho Armola, que en
algunas zonas está recortado por precipicios.
Llegados al fondo
del valle que forma el arroyo Nacimiento o
Garduño, como lo conocen por aquí, encontramos
unas alargadas vegas donde proliferan los
nogales y caquis; junto al caudaloso arroyo
dejamos las ruinas del antiguo Molino Real.
Proseguimos ahora
en subida entre los omnipresentes castaños, que
donde dejan hueco lo aprovechan los alcornoques
para reivindicar su estatus de árbol noble y
mediterráneo. Tras los repechos finales y antes
de llegar a Cartajima, nos sorprendemos del
tamaño de un frondoso castaño.
Entramos en
Cartajima por la amplia y floreada calle Nueva,;
recorremos sus pulcras y blanqueadas casas
buscando el carril que se dirige a las
cabrerizas, si no lo encontramos, seguro que los
diligentes y simpáticos-as vecinos-as de este
pueblo os ayudaran a recuperar a la trocha
perdida.
Descendemos
por el carril entre encinas, castaños y viñas,
ademas, de la compañía de las tortuosas
formaciones calizas que emergen en la ladera de
la derecha, sobre la carretera; estos son Los
Riscos de Cartajima y Júzcar, un torcal poco
conocido y cuyas caprichosas formaciones han
sido bautizas con nombres a los que se asemejan
las figuras pétreas; junto al camino, algo por
debajo existe otra fuente con pilón.
La bajada acaba
junto al lecho seco del arroyo Blanco, desde
este momento iniciamos una leve subida por un
camino menos marcado, igualmente deberemos
pasar por cuatro angarillas, que por supuesto
dejaremos cerradas tras pasarlas; en un margen
del camino observamos los restos de una enorme
calera.
Afluimos a la
carretera que une Cartajima con Júzcar, Faraján
y Alpandeire y la tomamos a la izquierda, una
vez recorrido unos 150 m. dejaremos el asfalto
para descender a la derecha por un amplio carril
hormigonado; bajo nosotros asoman los tejados y
la humilde torre parroquial de Júzcar.
Culminamos la excursión entrando por la calle
Ereta.
PLANO DE LA
RUTA: