TRAZADO: Lineal.
DISTANCIA: 8 Kms.
GRADO DE DIFICULTAD: Medio.
ESQUEMA ALTITUDINAL:
MODALIDADES: A Pie
DATOS DE INTERES:
La ruta se inicia en el Area Recreativa de
Quejigales, situada a 10 kms. del acceso al
parque natural Sierra de las Nieves en la
carretera A-376.
La excursión
discurre por terrenos protegidos como parque
natural y Reserva de la Biosfera, por lo que
cumpliremos rigurosamente con la normativa que
entre otras cosas prohibe molestar a la fauna,
recolectar flora y hacer fuego.
La finca del
Peñón de Ronda pertenece a la Consejeria de
Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, en élla
se esta llevando a cabo una regeneración del
pinsapar, por lo que es imprescindible no
salirse en la medida de lo posible del sendero
marcado.
Usa ropa cómoda y
calza buenas botas; te aconsejo llevar los
prismáticos y la cámara de fotos.
Existe la
posibilidad de conectar con el Area Recreativa
de Los Sauces, a través del carril del cortijo
Palancar o por la Cañada de la Encina.
ÉPOCA
RECOMENDADA: Todas, excepto el verano.
Partimos
desde el área recreativa por el carril que de
Quejigales se dirige hacia el cortijo del
Sabinal, a la derecha dejamos la senda que se
interna en la cañada de El Cuerno; en nuestro
avance iremos descubriendo el umbrío bosque de
pinsapos de la cañada de El Cuerno.
Habremos andado
unos diez minutos cuando alcancemos el Pto. del
Quejigal, de los dos carriles nosotros hemos de
seguir por el de la izquierda que desciende
suavemente. Frente tenemos el cerro de Los
Arcos. Al pasar al lado de un pequeño cercado
metálico veremos a la derecha, en lo alto de una
pequeña loma, un grupo de maltrechos pinsapos,
es el Pto. de Los Quejigales, por ahí pasa el
antiguo camino al Peñón de Ronda y algo más
adelante, a la izquierda del carril, se ven las
ruinas del cortijo de Berranga. Continuamos
bajando por el camino, en un talud se alza un
enorme y solitario pinsapo, testigo mudo de la
masacre a la que fue sometido el pinsapar para
la obtención de madera para las traviesas de la
línea férrea de Ronda a Algeciras o para
estructurar los andamios que sirvieron para
construir el primer “intento” de Puente Nuevo en
Ronda.
Descendemos al
cortijo de Majada Vieja que está muy cerca de
donde nos encontramos, las vistas que tenemos
sobre el macizo de la Sierra de La Nieve con sus
grandes cortados y los pinsapos son
sencillamente maravillosas.
El Peñón de Ronda
al fondo, nuestro objetivo, presidirá de ahora
en adelante toda la excursión. Llegados al
cortijo de Majada Vieja observamos las ruinas de
las construcciones, el propio cortijo y la
majada del ganado situados ambos junto al
torrente que baja desde el pinsapar; existen un
par de eras delante del cortijo y una hilera de
chopos. Del cortijo queda en pie las paredes,
parte del tejado y el horno; también un corralón
que protegía el huerto, algo más arriba existe
una fuente de la que parte una canalización por
la que se hacia llegar el agua hasta una pequeña
alberca que almacenaba el líquido para regar el
huerto; un sistema muy similar lo hemos
encontrado en el cortijo de la Sardina Alta.
Junto a la alberca conviven en perfecta armonía
un sauce, un cerezo y un pinsapo. El último
morador de este cortijo contaba como las noches
de luna llena y durante el verano, cuando salía
a vigilar el ganado; le seguía la sombra de una
mujer que se reflejaba en las rocas blancas;
ésta le transmitía Paz y sosiego.
Hemos
de seguir nuestro camino circundando la base de
la Sierra de La Nieve; superamos un pequeño
repecho a nuestra derecha y tras atravesar un
aulagar y un torrente, aparecerá ante nosotros
el cortijo del Taramal rodeado de verdes
bancales que hasta no hace mucho tiempo se
cultivaban. El camino a seguir pasa por encima
del cortijo, si visitáramos éste, cosa que
aconsejamos, después tendríamos que retomar la
senda. El cortijo se encuentra mal conservado,
tiene una era, horno y en sus alrededores
existen varias fuentes situadas siempre cerca
del torrente que por allí desciende.
Retomamos la senda
original que se adentra en un espeso matorral
donde sobresalen algunos pinsapos, es necesario
superar algunos repechos y traspasar varios
andenes, entre ellos los coquetos tajos del
Abanico y Colorao; el tajo del Canalizo queda a
nuestra derecha y como norma, procuraremos no
perder altura, comentaremos que en una de las
paredes que caen del tajo del Canalizo, llamada
tajo Tirabala, existe una placa que recuerda in
memoriam a un joven que se mato al caer al
vacío. En la cañada que ahora corta nuestro
camino se halla un lugar conocido como Las
Higueras del Bendito, para llegar a él, hay que
bajar un poco dejando la senda, en el lugar
encontramos un salto de agua con una bella poza,
junto al charco los restos de una cabaña, se
respira santidad en el lugar; poco más adelante,
retomando la senda; el terreno se suaviza y pasa
a circular paralelo a unos tajos calizos
llamados Los Corralones que son continuación del
tajo del Canalizo, en sus paredes se abre la
cueva de la Gotera, de poca profundidad; a
nuestra izquierda vemos un enorme anden de color
bermejo tapizado de verde alfombra, es conocido
como El Verdinal, tras éste sobresale el
Tarallón de la Cruz. Muy pronto llegaremos a un
vallado metálico que separa las fincas del
Taramal y del cortijo del Peñón de Ronda,
pasamos por la angarilla y cruzamos una suave
depresión que en épocas de lluvias forma una
charca llamada La Laguna. Al fondo, por el
barranco, discurre el arroyo de La Higuera en la
zona denominada La Cuesta del Gazpacho, en una
profunda hondonada del arroyo cae una de las
chorreras más bellas de la Sierra de las Nieves,
se llama de las Vigas; nos comentaba un
cabrero de la zona que para pasar de un lado al
otro de este torrente rodeado de grandes
cortados y acceder al anden del Retamal, había
que dar un rodeo grandísimo, excepto que te
jugaras la vida pasando por una colada de
vértigo que evita dar el gran rodeo, pues bien
algunos pasaban por aquí y los del cortijo del
Peñón de Ronda llaman a ésta: Colada de los
Flojos.
De ahora en
adelante la senda esta bien marcada y existen
algunos manantiales que embarran la trocha; Los
Corralones a la derecha y el Peñón de Ronda con
el pico del Jarro detrás nos avisan de la
cercanía del cortijo. Tras superar unas pedreras
llegamos a La Mirandilla, un perfecto lugar de
observación; por toda la zona se desarrollan
grandes arces y enormes y solitarios pinsapos,
algo más abajo nos espera la fuente de La
Breña. El intenso pastoreo al que estuvo
sometido el terreno hace que no se vea mucha
regeneración del pinsapar.
El cortijo del
Peñón de Ronda se ubica junto al tajo del mismo
nombre; en él vivían dos personas, José
Domínguez y su esposa Catalina, gente amable y
acogedora..
Las perspectivas que se divisan de la sierra
desde el cortijo dan impresión de inmensidad, al
Oeste las sierras Hidalga y Blanquilla, el valle
de Lifa y el distante pero cercano cortijo de la
Hoya del Pino, bajo nosotros cae la cañada del
Pinsapo, donde en épocas de lluvias se forma
otra impresionante chorrera, algo más a la
izquierda se divisa el Filar de las Monteses.
Hacia el este aparece La Peñilla o cerro Alto de
Yunquera, la cañada del Bujeo que de ese cerro
desciende y algo más a la izquierda, los tajos
de Pedro Muñoz (de quien fue el cortijo hace
muchos años). Al noroeste se inicia la cañada de
La Encina, que baja hasta Los Sauces.
En el regreso
tuvimos la fortuna de conocer a uno de los
personajes más peculiares de estas sierras, D.
Miguel Guerra, más conocido como “Miguelito el
Guerra”, natural de Tolox pero habitante de El
Burgo, capaz de subir desde El Burgo a El
Sabinal y regresar por el Peñón de Ronda hasta
el punto de partida, total unos 30 Kms., nada
especial si no fuera por que Miguelito tiene 67
años, un solo riñón y además puede coger unos 20
Kgrs. de setas mientras va caminando y escucha
la radio.
PLANO DE LA RUTA:
( Aunque los
planos y altimetría son aproximativos a la
realidad, nunca deben de sustituir al
correspondiente mapa oficial de la zona. )