1. Nombre o nombres
La Huma, en
Huma, sierra de Huma, monte Huma.
2. Localización
administrativa
La parte
alta y las laderas septentrionales están en el
extremo SO del término municipal de Antequera.
Las laderas meridionales están en el
extremo NO del término municipal de Álora.
3. Localización a
partir de un locus de referencia
A 12,5 km al
N 17º NO de Álora.
4. Topografía
(sierra, límites, puertos, ríos, arroyos,
torrentes, barrancos...)
Está en el
extremo occidental de la Cordillera Antequerana
o Arco Calizo Central, que se extiende desde el
puerto de los Alazores, ya en la provincia de
Granada, hasta el desfiladero de los Gaitanes,
por el que el Guadalhorce abandona la comarca de
Antequera para entrar en la Hoya de Málaga.
Forma parte de un macizo más extenso
integrado además por la sierra Llana (al N), de
la que la separa el puerto Bizarro, y la sierra
del Valle de Abdalagís (al E), separada por el
puerto del Rosalejo.
Todas sus aguas vierten al Guadalhorce que
la limita por el O con su formidable cañón.
5. Motivación
·Posición
muy favorable para contemplar las zonas del S, N
y E de la provincia (Hacia el O encontramos los
contrafuertes de la Serranía de Ronda).
·Posición muy favorable para contemplar el
complejo hidroeléctrico de El Chorro, con
embalses, contraembalse, tuberías, centrales y
estaciones eléctricas...
·Óptima panorámica de la sierra de la
Pizarra, con sus dos macizos, el septentrional
Almorchón y el meridional
Mesas de Villaverde, separados por el
arroyo del Granado, situando en el segundo, la
mayoría de los arqueólogos e historiadores, la
mítica Bobastro de Humar ibn Hafsun.
·Proximidad
del Caminito del Rey, fuente de fortísimas
emociones para el caminante, de las que puedo
dar testimonio.
·Rutas para
escalada.
·Presencia
de uno de las más notables angosturas de la
provincia: el desfiladero de los Gaitanes.
·Paisaje
embellecido por los enormes farallones calizos
que determinan las Placas Frontales
(inmediatamente al N del Azud de El Chorro), las
Placas de Atrás (a espaldas del cortijo de Can
Pedrero), las Placas del Veneno (a la izquierda
de la salida del desfiladero -por donde penetra
el tendido del ferrocarril en la montaña) y el
cerro Cristo (a la derecha de la salida del
desfiladero).
·La propia
“escalerilla árabe”, que vamos a seguir y que
por sí misma es un monumento muy interesante.
·La
constante presencia de buitres leonados y de
cabras monteses.
6. Vértices
geodésico
En la cumbre
de La Huma hay un vértice geodésico de tercer
orden.
7. Mapas
·Hoja 16-43
(Ardales) del Mapa Militar de España E. 1:
50.000 formada para uso militar el año 1.994.
·Hoja 16-43 (Ardales) del Mapa Militar de
España E. 1: 50.000 formada para uso militar el
año 1.976.
·Hoja 1038 Ardales del Mapa Topográfico
Nacional de España E. 1:50.000 (1.972).
·Hojas (16-43) 1-2, (16-43) 2-2 y (16-43)
23 del Mapa Topográfico de Andalucía E.
1:10.000.
8. Aproximación:
carreteras, pistas
Desde Málaga
por la A-357 Campillos-Málaga hasta Ardales,
donde se toma la desviación a los pantanos y,
luego, a El Chorro.
Desde Álora
por el antiguo camino de servicio de la
Confederación Hidrográfica que se dirige hacia
la estación y poblado de El Chorro, con trazado
aproximadamente paralelo al del ferrocarril
Bobadilla-Málaga y al curso del Guadalhorce, por
la margen derecha del río. A los 12 km llegamos
al embalse de La Encantada; cruzamos el río por
la coronación de la presa y nos situamos en la
margen izquierda. Allí están la estación y el
poblado desde donde partiremos.
9. Eventual
refrigerio
Poblado de
El Chorro.
10. Altura y forma
1.191
m.
Se trata de
una montaña de base aproximadamente rectangular
y eje E-O mucho más largo que el eje N-S, que en
su parte más alta presenta una meseta de casi un
kilómetro de largo, acusadamente inclinada hacia
el SO.
11. Desnivel
970 m.
12. Distancia
geográfica
2.800 m
(distancia topográfica 2.963 m).
13. Distancia para
el caminante
5.300 m.
14. Pendiente
teórica
34 %,
ángulo 19º
15. Pendiente para
el caminante
18 %, ángulo
10º 30´
16. Tiempo de
ascenso y de descenso
Ascenso en 2
h 15 min.
Descenso en 2 h.
17. Itinerario
organizado en hitos
· Pasamos
por detrás de la estación hasta alcanzar una
pista.
· Pasamos
sobre el arroyo de El Chorro con las Placas
Frontales ante nosotros (si miramos al N).
· Pasamos
una curva y cruzamos otra vez el arroyo. Vemos
una sucesión de azudes.
·
Encontramos una desviación a la derecha, que
ignoramos.
· Ahora
tenemos una curva a la izquierda y ya estamos en
el camino de las Pedreras. Pasamos de nuevo
sobre el arroyo.
·
Encontramos una nueva desviación a la derecha,
que volvemos a ignorar.
· Llegamos
a una pared rocosa en la base de las Placas
Frontales en la que quedan marcas de fósiles.
· Caminamos
ascendiendo al pie de los acantilados hasta una
cantera en la que es fácil encontrar nódulos de
sílex en las calizas.
· Luego
viene una doble curva (izquierda-derecha).
· Ahora hay
que caminar con los ojos puestos en la orilla
izquierda del camino para no dejar atrás la
senda que nos lleva al principio de la
escalerilla, senda que suele estar marcada por
un hito de mampuestos.
· Subimos
la escalerilla (atención a los peldaños, los
pináculos, los escaladores, las cabras que
suelen descansar en algunas repisas de las
Placas frontales, las chumberas colgadas de los
tajos, el paisaje que se va ampliando progresiva
y rápidamente...).
· Pasamos
por un puertecillo, luego por la parte alta del
gran embudo y, finalmente, encontramos una
alambrada, que no nos impedirá el paso.
· Estamos
ahora en la parte alta del torrente que va a
desaguar el Guadalhorce, un poco al NO del
poblado de El Chorro, después de pasar bajo un
notable viaducto de piedra, entre dos túneles.
Vemos algunos campos cultivados, un pinar hacia
el E y el cortijo de Can Pedrero al pie de las
Placas de Atrás.
· Buscamos
una rampa inclinada al NE del cortijo y por ella
salvaremos los acantilados.
· En las
inmediaciones hay una vaguada bien marcada.
Conviene que subamos por la ladera que queda al
O de esta vaguada.
· Llegamos
a un nuevo tajillo que superaremos con facilidad
buscando una trocha hacia el E.
· Llegamos
a la meseta de la cumbre, espacio casi llano,
ligeramente inclinado hacia el SO, al fondo del
cual destaca el hito que es nuestro objetivo.
18. Lo que se
divisa desde la cumbre (S, O, N, E)
Día muy nublado.
19. Fechas de
subida
6-II-2.000, Luis
Sarasola
20. Geología
Los
terrenos recorridos por el arroyo de El Chorro,
el S de la Placas Frontales, están formados por
(33) areniscas y margas marrones y verdosas del
Complejo Predorsaliano (Zona Circumbética).
La Placas
Frontales son el resultado de una formidable
falla. Cuando iniciamos su escalada encontramos
primero (54) calizas con sílex, oolíticas,
nodulosas y más arriba (53) dolomías y calizas
encriníticas (para mi capote: calizas hechas con
restos de crinoideos), ambas del Jurásico del
Subbético Interno.
En lo alto
del “embudo” entramos en un espacio de (34)
margas versicolores (para mi capote: de varios
colores) y areniscas del Triásico del Subbético
Interno.
Empezamos a
subir las Placas de Atrás caminando sobre (39)
margas verdosas y blancas y margocalizas blancas
del Cretácico y, salvado el escalón, nos
situamos sobre (38) las calizas seudonodulosas y
calizas oolíticas. Hacia los 900 metros
deberíamos encontrarnos con un estrecho espacio
de (37) calizas nodulosas rojas y blancas (“Ammonítico
Rosso”), para entrar en seguida en (36) las
dolomías y calizas oolíticas, siendo los tres
últimos términos de edad jurásica y más antiguos
conforme subimos. En la meseta de la cumbre se
da de nuevo la alternancia (37) (38). Todo este
espacio pertenece al Subbético Interno (Zona
Subbética).
21. Vegetación
Pendiente de redactar.
22. Fauna
Buitres y
cabras monteses.
23. Opciones alternativas en las proximidades
· Mesas de
Villaverde por el barranco del Lobo para salir a
las canteras medievales.
· Almorchón desde la inmediaciones de la
presa del embalse del Conde de Guadalhorce (río
Turón).
· Lecho del
arroyo del Granado a partir del puente que hay
en las inmediaciones de la carreterita que sube
a las mesas de Villaverde y al contraembalse
(cueva del Granado y otras cavidades y
angosturas)
24. CONNOTACIONES
SEXUALES
Os envío una foto de las Mesas de Villaverde,
tomada desde la “escalerilla árabe”, en la que
se ven los riscos de las Placas Frontales y, en
ellos, unas cuantas cabras monteses (y tan vez
cabrones), magníficos animales que tantas veces
me habéis señalado en nuestras caminatas, fijos
en ellos los ojos que yo he querido descubrir
lúbricos.
No nos
avergoncemos. Ya en el capítulo veintisiete del
Deuteronomio, entre el versículo veinte (Maldito
quien yace con la mujer de su padre...) y el
versículo veintidós (Maldito quien yace con su
hermana...), encontramos el sugerente versículo
veintiuno (Maldito quien tuviere parte con una
bestia cualquiera).
Pero quizá
ignoráis un episodio históricamente documentado
de zoofilia militar por así decir
institucionalizada que paso a relatar con pelos
y señales.
Como sabéis,
el año 1.560 sube al trono, con sólo once años,
Carlos IX de Francia, hijo de Enrique II y nieto
de Francisco I (sí, sí, pensáis bien, el de
Pavía, el que permaneció prisionero en la torre
de los Lujanes, ante la que os habéis detenido
dando la espalda al Ayuntamiento, en la plaza de
la Villa, el que fuera hermosamente retratado
por Clouet “para los libros en que estudiamos
historia en nuestros bachilleratos”). Se hace
cargo de la regencia su madre, Catalina de
Médicis, la cual, para evitar que el poder de
los Guisa aumentara, por el edicto de
Saint-Germain de 17 de enero de 1.562, concedió
a los calvinistas la práctica pública de su
culto fuera de las ciudades cerradas y el
derecho de reuniones privadas en todas partes.
Ante ello los católicos, dirigidos por Francisco
de Guisa, decidieron, con el apoyo de Felipe II
de España, reprimir por sí mismos la herejía, y
el 1 de marzo del mismo año llevaron a cabo la
matanza de Wassy, con lo que la lucha armada
entre los dos bandos se generalizó y dio
comienzo la primera de las ocho guerras de
Religión que ensangrentaron Francia entre 1.561
y 1.598.
Pues bien, el
Delfinado y el Lionesado eran provincias
hugonotes y Lyon plaza fuerte de los
calvinistas, y hacia allí se dirigió el entonces
duque Nemours desde la vecina Saboya con un
ejército católico de mercenarios italianos.
En la Historia eclesiástica de las iglesias
reformadas, publicada en Amberes en 1.580 y
dirigida, si no escrita, por Theodore de Bèze
(1.519-1.605), sucesor de Calvino, ya se
menciona el hecho de esta manera: aquellas
tropas de italianos mandados a sueldo del
Papa... llevaban consigo sus cabras. No mucho
más tardíos son los testimonios de Antoine
Varillas (Historia de Carlos IX, Colonia, 1.684)
y de Théodore Agrippa d´Aubigné (1.552-1.630);
el primero nos dice: en el sitio de Lyon, en
1.562, tuvo que retirarse (el mencionado duque)
abandonado por tres mil italianos que desertaron
por no haber cobrado sus haberes. Su vida había
sido tan licenciosa que los campesinos
consideraban que sólo podrían ser absueltos
quemando a todas la cabras de los lugares por
donde habían pasado; el segundo escribe en su
Historia Universal de 1.550 a 1.601, publicada
entre 1.616 y 1.620: gente que forzaba a los
niños y a las cabras. Se nos cuenta que el barón
de los Adrets (1.513-1.587), caudillo calvinista
que se había apoderado de Valence y se había
arrogado el título de lugarteniente del rey en
el Delfinado, dirigía a sus tropas al combate
arengándolas así: ¡Ahí van los asesinos de
mujeres y niños, los amantes de las cabras!
Casi un
siglo más tarde el católico Charles de Batz
(1.611-1673) o de Montesquiou (sic), conde
d´Artagnan (no os equivocáis, este militar
francés fue oficial de mosqueteros y en él pensó
Alejandro Dumas padre al crear a su héroe),
escribe en su Memorias (Colonia, 1.700): el
duque de Nevers (aquí yerra) llevaba con él diez
mil cabras cubiertas con caparazones de
terciopelo y grandes galones de oro... Eran las
amantes de sus soldados y de él mismo. Y poco
más tarde Pierre Bayle (1.647-1.706), en la
edición de Rotterdam (1.720) de su Diccionario
histórico y crítico insiste: llevaban delante de
ellos una tropilla de cabras cubiertas de
terciopelo verde con gruesos galones de oro, que
les servían de amantes.
Termino con
dolor esta laboriosa investigación no sin
obsequiaros con una miniatura de Yapur (India),
en la que se ilustra la que se supone coyunda de
una mujer y un bóvido, cuya especie no soy capaz
de determinar, aunque la presencia de cabezada
puede dar lugar a confusiones. También de la
India procede la imagen tomada de las paredes de
uno de los templos de Khajuraho, en la que un
elefante se introduce en los juegos sexuales de
los humanos.